

La leyenda cuenta que el Xoloitzcuintle, nuestro perro sagrado mexicano, es el guía espiritual que acompaña las almas en su viaje por el Mictlán, específicamente hasta el Chiconahuapan o ‘lugar de los perros’. Por eso, la sabiduría ancestral nos enseña a tratar con amor y respeto a estos fieles guardianes. 

“Llora una vez, pero no llores dos veces; tus primeras lágrimas me regalan un río que cruzar, pero las siguientes provocan tormentas imposibles de salvar… Llora una vez, pero no llores dos; te prometo ser feliz allá donde voy.” 

