Manzanillo, ubicado en la costa del Pacífico mexicano, es un puerto con una rica historia y un papel fundamental en el desarrollo económico de México. Conocido como la “Capital Mundial del Pez Vela” y hogar del puerto comercial más grande del país, esta ciudad ha sido testigo de un fascinante proceso de transformación a lo largo de los siglos.
Un pasado prehispánico y colonial
Antes de la llegada de los españoles, la región de Manzanillo fue habitada por grupos indígenas como los otomíes y nahuas, quienes aprovechaban sus recursos marítimos. El nombre “Manzanillo” deriva del árbol conocido como “manzanilla de la muerte”, abundante en la zona durante la época prehispánica.
El puerto fue descubierto por exploradores españoles en 1527, y pronto se convirtió en un punto estratégico para las expediciones hacia el Pacífico. Hernán Cortés envió desde sus costas la primera expedición hacia las Filipinas, consolidando su relevancia como conexión con Asia. Durante la época colonial, Manzanillo fue utilizado principalmente para el comercio marítimo, aunque enfrentó constantes ataques de piratas en el siglo XVII.
El siglo XIX: auge y modernización
Manzanillo fue oficialmente declarado puerto de altura en 1825. Durante el Porfiriato, el desarrollo del ferrocarril en 1889 conectó al puerto con el centro del país, convirtiéndolo en un eje clave para el comercio nacional. Este vínculo aceleró su modernización y permitió la exportación de productos agrícolas y minerales, impulsando su crecimiento.
En 1873, Manzanillo se convirtió en la capital del estado de Colima por un breve periodo, pero su importancia política fue eclipsada por su desarrollo económico y su conexión comercial.
Manzanillo en el siglo XX: un puerto internacional
Durante el siglo XX, el puerto experimentó una transformación industrial. En 1971, se fundó la Administración Portuaria Integral (API), lo que marcó el inicio de su modernización como el puerto comercial más importante del país. Su posición estratégica le permitió consolidarse como una puerta de entrada para las exportaciones e importaciones de Asia y América.
Manzanillo también se desarrolló como destino turístico. Sus playas, como Miramar y Las Hadas, atrajeron a visitantes nacionales e internacionales. En los años 80, el resort Las Hadas ganó fama mundial tras ser escenario de la película 10, la mujer perfecta, protagonizada por Bo Derek.
El presente y los desafíos del puerto
Hoy, Manzanillo no solo es un punto estratégico para el comercio marítimo, manejando más del 40% de la carga que entra al país, sino también un motor económico de la región. Sin embargo, enfrenta desafíos como el impacto ambiental por el crecimiento portuario, problemas de inseguridad y la necesidad de mantener un equilibrio entre desarrollo industrial y turístico.
A pesar de estos retos, Manzanillo sigue siendo un símbolo de la conectividad global de México y un recordatorio de cómo la historia, el comercio y la cultura se entrelazan en el desarrollo de una ciudad que ha sabido adaptarse a los cambios del tiempo.
Manzanillo es, en esencia, un puerto donde el pasado y el presente convergen, impulsando a México hacia el futuro.
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